(2º correo electrónico)
5/09/2017
Para: belenmartinez@gmail.com
De: alberto123@gmail.com
Hola Belén, ¿cómo te va? Si no calculo mal creo que hace unos cinco días que no te escribo por que no he tenido suficiente tiempo, pero aquí estoy de nuevo. Vi el mensaje que me escribiste y quiero que sepas que me hizo mucha ilusión recibirlo. Me alegra saber que me entiendes y que quieres lo mejor para mi.
Como te deberás imaginar, ya me he instalado con mi abuelo. Cuando me bajé de ese cachivache del terror al que llaman suelen llamar "avión" pensé que me iba a recibir mi abuelo en el aeropuerto, pero lo primero que vi fue a un hombre alto, corpulento y con un rostro aparentemente mesurado sujetando un cartel que tenía escrito mi nombre y primer apellido. Me acerqué a él y me dijo:
-Señorito Watson, mi nombre es Bernstein y soy el chófer de su abuelo. - me tendió la mano- Acompáñeme y le llevaré a la vivienda. -Yo le seguí hacia un automóvil bastante distinguido.
Mientras estábamos de camino hacia el domicilio, mantuvimos una extensa conversación. Me comentó que trabajaba con mi abuelo desde hacía veinte años y que era una persona muy amable y abierta. Yo había hablado con él sólo por teléfono, por lo tanto no sabía como era personalmente. Aunque conmigo había sido muy cordial y simpático, nuca esta demás saber que opinaban de él terceras personas.
Como ya te había comentado, yo no sabía de la existencia de mi abuelo Marcelo, porque mi padre no quería que tuviese relación con él. No es que haya estado muy al tanto del asunto porque a mis padres no les gusta hablar de ese tema, pero creo que la relación de Marcelo y mi padre empeoró por que este último quería dejar de estudiar, cosa que enfureció a mi abuelo, a partir de ese momento le desheredó de todos sus bienes.
Llegué a la residencia de Marcelo, y como ya estaba sospechando por el camino, parece ser que a mi abuelo ha tenido mucha suerte en la vida y es propietario de una de las casas más grandes de Ginebra. Me baje del automóvil y de dirigí a la puerta, donde estaba mi abuelo esperándome con una expresión en la cara que transmitía alegría a cualquiera. Yo tenía unas ganas enormes de conocerle y por fin había llegado el día. Llegué al portalón y lo primero que hizo fue darme un abrazo. Me preguntó:
- ¿Qué tal el viaje chico?-A lo que yo le contesté:
-Mejor de lo que suponía. Tengo un poco de pavor a las alturas pero no ha estado del todo mal.- En realidad lo había pasado muy mal, hubo turbulencias lo que casi hace que se me salga el corazón del pecho, pero no quería darle la impresión de cobarde.
-Me alegro.
Nos quedamos callados unos segundos y él decidió romper el silencio diciendo:
-Pasa hijo, este será tu nuevo hogar durante un tiempo a si que te enseñaré la casa.
Entré en ella y vi que por dentro era mucho mas moderna de lo que aparentaba ser por fuera ya que estaba integrada con con la última tecnología del momento. Todos los aparatos que había en la mansión los había diseñado él y como podrás comprender Belén, me quedé patidifuso.